La conjura de los
necios es una disparatada, ácida e inteligentísima novela. Pero no sólo eso,
también es tremendamente divertida y amarga a la vez. La carcajada escapa por
sí sola ante las situaciones desproporcionadas de esta gran tragicomedia.
Ignatius J. Really
es, probablemente, uno de los mejores personajes jamás creados y al que muchos
no dudan en comparar con el Quijote. Más aún, es el antiprotagonista perfecto
para una novela repleta de excelentes personajes, situados en la portuaria ciudad
de Nueva Orleans.
Ignatius es un incomprendido, una persona de
treinta y pocos años que vive en la casa de su madre y que lucha por lograr un
mundo mejor desde el interior de su habitación. Pero cruelmente se verá
arrastrado a vagar por las calles de Nueva Orleans en busca de trabajo,
obligado a adentrarse en la sociedad con la que mantiene una relación de
repulsión mutua para poder sufragar los gastos causados por su madre en un
accidente de coche mientras conducía ebria.
El autor, John K.
Toole, consigue una crítica clase media. Logra mantener el interés del lector
(incluso mayor en una segunda lectura que en la primera) con un abanico de
personajes a cual más desagradable. No deja títere con cabeza y, a través de la
tortuosa y enrevesada personalidad de Ignatius, da un repaso a la época que le
tocó vivir en un tono de burla que contrasta con la triste visión de las vidas
de los personajes retratados. No encontramos únicamente una loca y angustiosa
historia de crítica social, sino que el argumento engancha desde el comienzo.
Momento en el que, como dice su protagonista, Fortuna hace girar su rueda hacia
abajo y nunca sabemos cuál es la desagradable sorpresa que nos depara el
destino. A partir de aquí, unas situaciones enganchan con otras, al igual que
lo van haciendo los personajes, y se va formando una enorme bola de nieve que
terminará estallando al final de la novela.
22 de enero-9.35 h.- Biblioteca del IES Jorge Guillén