Después de enfrentarse a palabras como
convencerse con eme, be y zeta (no la escribo así por miedo a que el ordenador se me haga añicos) y lindezas semejantes, un profesor, especialmente si es de lengua, sufre una crisis de vocación, además de un aumento considerable de las probabilidades de padecer enfermedades de tipo oftalmológico y coronario. Por eso, alegran noticias como la que publica El Norte de Castilla (pica en el enlace de abajo). A ver si en breve alguno de nuestros alumnos le hace la competencia a este campeón de la ortografía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario